Franchute, crêpes y otros sabores franceses

-cerrado-

Para los nostálgicos de la dulce Francia, para los que buscan nuevos sabores de todo el mundo y para los amantes del dulce de leche, la crêperie Franchute, en Villa Crespo es el lugar indicado.

Preparen sus sentidos, comienza el viaje: nos detenemos para apreciar primero la fachada típica de barrio refaccionada en negro y rojo, luego, la receta de las crêpes, bien grande y llamativa escrita en francés en el gran ventanal, si nos adentramos un poco más, detrás de los cristales vemos paso a paso la preparación al instante de estas delicias francesas mientras ya vamos sintiendo el aroma de la mezcla esparcida con espátula sobre la placa caliente llamada billig (palabra de origen bretón, anteriormente “pillig”)… y voilà trasladados automáticamente a las Costas de Bretaña. El interior del local sigue la tendencia actual con colores elegantes y sobrios aunque se respetó el espíritu del antiguo local en la decoración del mobiliario y carpintería.

La carta es simple y efectiva, con crêpes salados y dulces, tartas y ensaladas. Además de las típicas recetas bretonas (crêpe de manteca y azúcar ¡una delicia sin igual!) o la de Nutella, tal vez se animen a probar algunas combinaciones más originales como la de roquefort y pera, o la no tan francesa pero igualmente exquisita crêpe de dulce de leche, y ni hablar de la de pasta de maní. Franchute también los invita a recorrer todos los sabores de Francia con sus tartas saladas y dulces como por ejemplo la pissaladière (especialidad de Niza con cebollas caramelizadas y aceitunas negras) o la flamiche aux poireaux (tarta de puerros especialidad de la región de Picardie), y por supuesto la quiche lorraine (suerte de tarta de cebolla y panceta) y la tarta Tatin (tarta de manzanas invertida).

La fórmula es práctica, moderna, creativa e infalible, para ir a desayunar, merendar o comer al paso cosas ricas y bien elaboradas. Sus dueños, dos franceses que se sacaron de encima los clichés de la gastronomía francesa nos esperan con los mejores sabores de la comida cotidiana originaria de los cuatro puntos de su país.

Si quieren seguir por más cosas dulces, las encontrarán en la confitería Malvón. Y si les dieron ganas de una partida de billar, ping-pong o cartas después de tantos manjares, muy cerquita de allí el café San Bernardo les abre sus puertas.

Franchute
Malabia 310 –
Villa Crespo
De lunes a viernes de 9h a 21h
Sábados de 10h a 20h
Precios: $ $

Versión de Agustina Pasqualini
Traductora pública de francés, apasionada por el idioma y la comida de todo el mundo. En parte bretona y porteña a la hora de salir elijo descubrir los lugares con ese "no sé qué" indescriptible.
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