En un paisaje urbano donde edificios contemporáneos se mezclan casi naturalmente con construcciones de estilo europeo, el Palacio Barolo parece un bicho raro con su arquitectura gótica.
Inspirada directamente de La Divina Comedia, la estructura de este edificio de hormigón armado se divide en tres partes que representan el infierno, el purgatorio y el paraíso, en homenaje a la obra maestra de Dante Alighieri, del cual el arquitecto Mario Palanti era un gran admirador. El italiano deseaba traer las cenizas de Dante en el corazón del edificio y transformarlo en un mausoleo. Su idea no prosperó.
Financiado por el industrial argentino Luis Barolo y considerado como el primer rasca-cielo del país con sus veintidós pisos, el Palacio Barolo era el edificio más alto de la ciudad y de toda América Latina en el momento de su inauguración, el 7 de julio de 1923 , hasta 1935 cuando inauguraron la torre Kavanagh.
Antes de volver a Italia para trabajar bajo las órdenes de Benito Mussolini, Mario Palanti diseñó a su gemelo, el Palacio Salvo (inaugurado el 12 de octubre de 1928) sobre la plaza Independencia de Montevideo. El arquitecto italiano quería unir los dos edificios con un “puente de luz”, sincronizando el haz de luz de sus respectivos faros.
La visita requiere un buen estado físico y sobretodo no tener vértigo, si quieren acceder a la torre de vidrio al final. Hay que subir nueve pisos por escalera para llegar al faro. Nueve pisos que representan los corazones angelicales del Empíreo, antes de llegar al paraíso donde Dios reina entre los ángeles. Desde arriba se puede ver la cúpula del Congreso de la Nación.
Si el ascenso les abrió el apetito, no duden en ir a comer un delicioso ceviche a Chan Chan, al pie del edificio.
Av. De Mayo 1370 – Centro
Tel : 4381-1885
Visitas guiadas: lunes y jueves a las 16h, 17h, 18h y 19. Sábado a las 17h.
Visitas nocturnas y degustación de vino: jueves a las 20h30. Miércoles, viernes y sábado a las 20h.