Benavente, un pequeño bar y un buen augurio

En Tokio es paseo obligado el Golden Gai, una suerte de barrio o callejón que reúne un conjunto de bares minúsculos, íntimos y casi unipersonales que dicen mucho de la cultura local. No es el único punto turístico con esas características: la mayoría de los bares japoneses le escapan a lo grandilocuente y a las grandes congregaciones porque suponen que beber buen alcohol es un momento para ser compartido y disfrutado de a pocos. 

Ahora no estamos en Japón y sabemos que la cultura gastronómica porteña es gritona, generosa y en la mayoría de las ocasiones, colectiva. Por eso, sorprende y promete encontrarse con un bar como Benavente, fuera de circuito y con espacio para unos pocos parroquianos de buen paladar. 

Una de las primeras cosas que llama la atención de Benavente es que se encuentra justo entre dos universos: el barrial y discreto Almagro y el populoso y clonado Palermo. Para definirse hay que hacer unas cuadras para un lado o para el otro, pero aquí parados en Gorriti del otro lado de Scalabrini, nos sentimos parte de un secreto privilegiado (lo más cercano son una pequeña plaza esquinera, una tienda de bicicletas y un mural sugerente).

Lo segundo y casi todavía más importante es que su propuesta coctelera-gastronómica es distinta y esto es deliberado. Una de sus publicaciones en Instagram anuncia que NO sirven “papas con cheddar” y de ahí en adelante cada bebida o tapa que sirven busca romper con el esquema establecido (y repetido hasta la comedia).

Durante la Semana del Negroni en vez de servir el Negroni clásico reemplazaron Campari por Amargo Obrero (para hacerlo más cercano al público “argento”). En vez de empanadas de carne auspician sus empanadas de morcilla cada miércoles. De paso también prefieren el vermú a la cerveza, y aunque sí sirven algunas, éstas son cuidadosamente elegidas, como las de Bronson Brewing. Una pequeña carta de platos y cócteles que varía bastante a menudo confirma que Benavente está creado, atendido y recreado por sus propios dueños. 

Para mejor: el tamaño del local – tal vez a propósito o quizás apenas una coincidencia – obliga a que los asistentes sean pocos pero fieles, dispuestos casi seguro a ocupar la barra y a recibir sugerencias del/la bartender de turno. En un tiempo en donde los galpones y locales de varios pisos son ley para las salidas grupales, Benavente planta otra bandera: el after office y la noche pueden ser un acto reservado, acogedor y en especial memorable.

El epílogo se lo dedicamos a la ambientación de las paredes que combina neones, muñecos de colección, pósters y unos cuantos productos gourmet que pueden llevarse como si se tratara del mejor almacén de barrio: uno que invita a comprar los fideos y condimentos para la cena y de salida beber el mejor vermú con tapas.

Brindamos por más bares mínimos, íntimos e indelebles.

Benavente Bar
Gorriti 4191 – Almagro
Martes, miércoles y domingos de 16h a 22h, jueves a sábado de 16h a 00h
Precios: $ $ 

Victoria Bembibre
Comunicadora, especialista en redes sociales e inquieta seguidora de la cultura local a través de los platos, los tragos, los bares clásicos y los refugios secretos.
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