Este emblemático barrio, conocido en todo el mundo gracias a sus casitas de madera y de chapa pintadas de colores vivos, lleva su nombre por su ubicación en la desembocadura del Riachuelo, que llega hasta el Río de la Plata. Acá fue donde llegó el conquistador español Pedro de Mendoza y fundó la ciudad de “Santa María de los Buenos Ayres” en 1536, mucho tiempo antes de que llegaran las oleadas de inmigrantes genoveses, españoles, alemanes, franceses y anglosajones a trabajar en el puerto como estibadores y marineros a fines del siglo XIX.
Más allá de la típica postal de Caminito, la “República de la Boca” esconde tesoros y lugares asombrosos. Cuando llegamos desde el Centro por la Avenida Almirante Brown, caemos directamente sobre el viejo puente transbordador de acero que cruza el Riachuelo, terminado en 1914 y en desuso desde 1939, año de inauguración de su vecino, el puente Nicolás Avellaneda. Yendo hacia Caminito por la calle Pedro de Mendoza, pasamos delante del Teatro de la Ribera que propone regularmente funciones a precios económicos. Justo al lado, el Museo Quinquela Martin, donado a la Ciudad por el pintor mismo, reúne sus obras más espléndidas, que ilustran la vida del barrio y la actividad del puerto en su apogeo.
El barrio donde supuestamente nació el tango y se popularizó el lunfardo, tiene mil y una propuestas artísticas. Allí se encuentran numerosos talleres de arte, diseminados en todas las callecitas. La Fundación PROA, a la izquierda de Caminito, alberga a lo largo de todo el año grandes exposiciones internacionales (y ofrece una vista única del puerto desde sus instalaciones), mientras que la Galería POPA va ganando importancia con su programación más vanguardista. El café “Al Escenario” propone recitales y exposiciones de jueves a sábado. Si todavía no conocen la Usina del Arte, no esperen más, este centro cultural, antiguamente una fábrica, ya forma parte de los lugares más representativos de la cultura. Y al lado se encuentra el Museo del Cine, con una impresionante colección de objetos relacionados con el séptimo arte a descubrir justo frente a la famosa parrilla El Obrero. No se pierdan la sorprendente y original editorial Eloísa Cartonera.
La Boca es también mundialmente conocida por su equipo de fútbol y su hinchada, los Xeneizes (en homenaje a los primeros inmigrantes genoveses). Sin embargo, le debe sus colores (“azul y oro”) a la bandera de un barco sueco que entró al puerto bajo la mirada de los fundadores del club. Boca Juniors es además el club más premiado del mundo con dieciocho copas internacionales (como el Milan AC). No duden en ir a ver, bajo ningún pretexto, un partido en la Bombonera o al menos visitar la cancha y el museo del club. A la salida, pidan un rico bife en la parrilla La Glorieta de Quique o un buen plato de pastas en el restaurante italiano Il Matterello o si prefieren la pizza vayan derechito a la Pizzería Banchero.
Descubran los caminos de La Boca y su encanto pero abran los ojos ya que, si bien no es un barrio peligroso, se registran robos frecuentemente. Mientras no hagan ostentación, nada malo pasará. Si les gustó el paseo y en dirección a Barracas, les proponemos seguir este recorrido entre los dos barrios, haciendo paradas en los lugares más interesantes.
FICHA BAC
El barrio en tres palabras: Emblemático, turístico, lunfardo
Lo destacado: Caminito (calle llena de conventillos y casas de colores), La Bombonera (Un templo del fútbol argentino)
Nuestros restaurantes favoritos: Il Mattarello (auténtica cocina italiana) y La Glorieta de Quique (Temático del Boca Juniors)
Nuestros bares/cafés preferidos: El café de La Fundación PROA (con la mejor vista del barrio).
Nuestros flechazos: El encanto de sus casitas de colores y el orgullo de sus vecinos
Foto: Marissa Strniste
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