Abierto en 1984, el pequeño restaurante Lo de Roberto fue antes una pulpería, un almacén de barrio en donde los habitués hacían una pausa para beber una copa al paso. Situado en una esquina de la Plaza Almagro, el lugar conservó el espíritu y la autenticidad de este barrio popular que alguna vez vio subir por primera vez a un escenario al mismísimo Carlos Gardel. De hecho se comenta que el joven Gardel frecuentaba este bar cuando trabajaba en una imprenta muy cerca de allí.
Afuera vemos algunas sillas dispuestas en la vereda. Adentro, sus mesas apretadas, el antiguo mostrador y los estantes hasta el techo repletos de botellas de alcohol con etiquetas añejas forman parte de un decorado como detenido en el tiempo, en donde se mezclan cómoda y alegremente tangueros, jóvenes alternativos y clientes del barrio.
El bar se llena a partir de la medianoche cuando los músicos empiezan a cantar viejos tangos a la gorra, parados entre las mesas, sin micrófonos ni amplificadores, frente a un público atento y heterogéneo. Alguna noche si tienen con suerte hasta pueden cruzarse en la barra con la leyenda del barrio Osvaldo Peredo, y sus ochenta primaveras, ex‑jugador de San Lorenzo de Almagro y excelente cantor de tangos. Un tipo que respira tango. A tal punto que se dice de él que canta como cantaban antes los abuelos mientras se afeitaban.
Apenas para la música, se retoman las conversaciones porque a Lo de Roberto se llega con ganas de disfrutar de la compañía y el encuentro. Mientras beben su trago pueden calmar las ganas de comer con una picada, un sándwich o empanadas a precios muy correctos. Y si les dieron ganas de seguir la movida tanguera sólo tienen que cruzar la Plaza Almagro y entrar en La Catedral. Queda a dos pasitos (de baile) como también el Sanata Bar, otro emporio del tango en este barrio del dos por cuatro.
Lo de Roberto
Bulnes 331 – Almagro
De martes a viernes de 19h a 3h
El sábado de 22h a 3h
Precios: $