Café de los Angelitos, emporio tanguero en plena resurrección

El Café de los Angelitos que se encuentra sobre la avenida Rivadavia es mucho más que un simple bar notable de la Ciudad de Buenos Aires, es todo un ícono de la vida porteña y del mundo tanguero.

En sus comienzos se llamó Bar Rivadavia, refugio de algunos malandrines de la época que trataban de evitar el encuentro con la policía. El comisario cada vez que  llegaba al lugar acostumbraba decir: “Vamos a ver qué hicieron ahora estos angelitos” y así fue como este comentario teñido de ironía habría dado origen al actual nombre del café. Podríamos desconfiar un poco de la anécdota (Ángel también era el nombre del dueño) pero en cualquiera de los casos, la esquina de Rivadavia y Rincón tiene su propia leyenda urbana porteña. A principios de siglo era el lugar de encuentro de varios músicos, cantantes y payadores entre ellos: Carlos Gardel y su compañero Razzano.

“Café de los Angelitos” también es un conocido tango compuesto en 1944 por el mismo Razzano en honor a dicho bar y a Carlitos, fallecido algunos años antes.

¡Café de los Angelitos!
¡Bar de Gabino y Cazón!
Yo te alegré con mis gritos
en los tiempos de Carlitos
por Rivadavia y Rincón.                                                                                                                     

Pero no todo fue color de rosa para el café que supo enfrentar altibajos, porque como bien dice el pasaje, “todo es ausencia y adiós”. Nunca se lo dejó en el olvido. En 1993, cierra sus puertas. Entonces, un grupo de vecinos tesoneros y dispuestos a salvarlo y a protestar contra su desaparición, organizaron todos los miércoles una milonga improvisada en la calle. El edificio es demolido finalmente por cuestiones de seguridad pero en 2007 se reinaugura después de importantes trabajos de reconstrucción. Los angelitos coronan la entrada y el Café de los Angelitos se vuelve entonces un lugar representativo del tango.  Todas las noches se puede apreciar un espectáculo increíble que recorre todo un siglo de historia de esta danza arrabalera que tanto atrae a los turistas. Para los más puristas, el espíritu del lugar ya no es el mismo, se perdió. Lejos quedó aquél bar de barrio y nos puede chocar un poco el aspecto renovado y hasta un poco plástico. Sin embargo, ese toque de principio de siglo sigue allí: en sus mesas y sillas típicas, en los azulejos, en los vitraux estilo Belle Époque y hasta en el lugar destinado a los músicos. Las fotografías antiguas que adornan las paredes recuerdan la historia agitada de esta esquina de Balvanera.

Éste es el lugar indicado si tienen ganas de vivir al menos una vez la experiencia del tango-show, con strass y lentejuelas por todos lados, y que podrán ver mientras disfrutan de la cena o simplemente con un trago. No es la opción más auténtica de la capital, pero bien vale la pena conocerlo y dejarse maravillar por la calidad de los artistas y la elegancia de la sala.

Si quieren algo más simple, en el salón principal podrán tomar un café mientras se imaginan cómo era en la época de los “angelitos” y de Carlitos, luego si quieren cenar, justo enfrente está Bellagamba con aires de nostalgia y como para no olvidarnos que “todo es ausencia y adiós”.

Café de los Angelitos
Av. Rivadavia 2100 – Balvanera
Tel: 4952-2320
Todos los días, de 8h30 a medianoche
Espectáculo de tango, todos los días excepto los lunes a las 20h30
Precios: $ $

Foto: Wikipedia

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Versión de Agustina Pasqualini
Traductora pública de francés, apasionada por el idioma y la comida de todo el mundo. En parte bretona y porteña a la hora de salir elijo descubrir los lugares con ese "no sé qué" indescriptible.
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