¿Con ganas de un poco de calma o de alejarse de la locura de Buenos Aires por un rato? ¡Es posible en apenas una hora de viaje y a un precio más que accesible! Se puede cruzar el “charco” con un barco de la compañía Colonia Express (el más barato) o uno de Buquebus (mejor frecuencia) o en Seacat (la versión económica de Buquebus) y ¡listo! Llegaron a Colonia, ciudad de la costa uruguaya inscripta en el Patrimonio Mundial de la UNESCO. Una vez que lleguen, no hace falta nada más, ni taxi, ni colectivos, desde el puerto, tiene unos 15 minutos de caminata antes de llegar al centro histórico propiamente dicho.
Prácticamente el casco histórico no cambió su fisionomía en los últimos tres siglos y conserva el encanto de las calles adoquinadas y de las casonas antiguas. Reina una tranquilidad difícil de encontrar en Buenos Aires. El centro está reservado para los peatones, así que no duden en recorrerlo y disfrutar de un día dedicado a la dolce vita.
Si llegan con el primer barco de la mañana, hagan una parada en el Deli de las Rosas para tomar un brunch o desayuno. El lugar los sumergirá directamente en el ambiente uruguayo, donde la noción del tiempo pierde importancia… Siéntense en una de las mesas de la pequeña plaza, pidan un yogur con granola y frutas frescas (¡una delicia!) – todos los productos son orgánicos – y dejen que la tranquilidad se apodere de ustedes. Luego, pueden dar un paseo por el lado del faro que ofrece un panorama agradable de la ciudad. Tenga en cuenta que el faro cierra entre las 13h y las 15h30.
Para almorzar, les recomendamos el Drugstore (calle Portugal y Vasconellos), justo frente a la iglesia Matriz. Este pequeño restaurante con su terraza nos espera con un agradable espacio bajo los plátanos y su decoración bien folklórica y colorinche. Todo forma un alegre conjunto con los manteles con lunares blancos y rojos y los autos convertibles en mesas. La casa sirve mariscos, pescado, cocina mediterránea y el famoso chivito, toda una institución en Uruguay. Por el lado de las bebidas: no dejen de probar la riquísima sangría y una refrescante caipirinha (¡cuidado! si hace mucho calor, la caipi no es aconsejable a menos que quieran ver todo doble…)
Si desean tomar la merienda en un salón de té muy tranquilo, la cita es en Lentas Maravillas (calle Santa Maravilla 61), con un floreadísimo jardín escondido a la vista de los transeúntes. Cafés “personalizados”, tortas de chocolate y otras tentaciones dulces para degustar entre los tantos libros de la casa.
También pueden pasar el día en una playa de arena fina del estuario del Río de la Plata. El color del agua no resulta muy tentador para zambullirse, pero no se preocupen, el agua está limpia. Ideal para perfeccionar su bronceado y admirar el atardecer.
A la hora del aperitivo, hagan una parada en Buen Suspiro (calle de los Suspiros, 90) un pequeño bar-almacén que propone en su carta vinos, quesos y fiambres de la ciudad. Si no les da el tiempo para beber una copa, pueden comprar todos estos productos para llevar y deleitarse más tarde en casa.
Por último, para coronar el maravilloso día con jazz de fondo, vayan a La Florida (calle Odriozola 215) una vieja casa colonial de 140 años reciclada en un encantador restaurante. También les recomendamos el Charco (calle San Pedro, 116), un bodegón más moderno que ofrece platos más elaborados con productos de la región. El toque extra: ¡la increíble vista sobre el Río de la Plata!
¡Y no se olviden el pasaporte! Lo necesitarán para salir y para entrar a Argentina. Es la ocasión perfecta para renovar por tres meses su visa de turista.
También aprovechen para sacar dinero en dólares de los cajeros automáticos (allá es posible) y cambiarlos a su regreso en Buenos Aires. Para más información al respeto, consulten nuestro artículo sobre el dinero en Argentina.
Para llegar a Colonia (en 1h o 3h):
Horarios y tarifas: www.coloniaexpress.com / www.buquebus.com