Nadie se atreve a contradecir a Cerati: Buenos Aires es la verdadera ciudad de la furia. En el abrumador cronograma lleno de arte, citas y matices no parece haber descanso. Especialmente al caer la noche es cuando más se distingue esa “chispa” cultural que hace de la capital argentina un verdadero epicentro de fiesta, a continuación un breve (y humilde) vistazo a la agenda de un viernes cualquiera en la metrópolis austral:
18h: A esta hora muchos están terminando su rutina laboral y optan por hacer after-office. Los barrios favoritos son Las Cañitas y Palermo por su multitud de bares con generosas ofertas de happy hour. Recomendado: NOLA.
21h: También es común juntarse para cenar algo y hacer sobremesa antes de ir al «boliche» (local nocturno para bailar). La clásica fórmula de pizza, empanadas y birras nunca falla para ir encendiendo los ánimos.
23h: Los tragos suelen ser costosos en los clubes, por eso los amigos prefieren reunir entre todos y comprar algo para tomar en casa mientras se desarrolla el plan posterior. Esta especie de antesala se conoce como “previa”, y aunque se dice que la razón principal por la que existe esta curiosa tradición es ahorrar dinero, hay otros motivos… La previa es una oportunidad para disfrutar un rato más personal con los amigos y crear una atmósfera de anticipación y expectativa antes de la verdadera «joda» (fiesta o encuentro con el único motivo de pasarla bien).
2h: Una de las grandes particularidades de Buenos Aires es lo tarde que la acción empieza en comparación con otras ciudades del mundo. No es sino hasta este punto que se espera estar llegando al boliche. Incluso los que trabajan o estudian hasta tarde pueden saltarse la previa y tomar una siesta en casa hasta la medianoche, luego ducharse y arreglarse para salir como si su día estuviera comenzando. Boliche recomendado: Crobar.
7h: Mientras la salida del sol significa para unos el comienzo del día, para otros marca el final de la jornada (hay un tercer grupo que incluso la sigue con un «after» en casa de alguien). Un domingo en la mañana se puede observar la manada de noctámbulos saliendo de los locales y poblando el amanecer capitalino para desayunar algo al paso, a este snack post-boliche se le conoce como «bajón» y puede ir desde facturas hasta shawarma.