El Gran Paraíso, el conventillo de la Boca devenido en parrilla sublime

En el corazón mismo de un barrio lleno de casas de colores, se encuentra una de las paradas obligadas de extranjeros y locales por igual. Justo detrás del Caminito, de cara a la vía del tren, nos encontramos con un lugar que si no es el paraíso, está bastante cerca de serlo. La atención impecable, la calidad de la comida, el precio y el ambiente, nos vuelven absolutamente firmes en nuestra recomendación: ¡vayan a conocer El Gran Paraíso!

El lugar destaca por su singularidad. Desde la calle podemos ver carteles fileteados (ese arte caligráfico y decorativo tan porteño) que nos incitan a entrar. No más cruzar la entrada somos recibidos por la parrilla, el parrillero, el calor del fuego y sobre todo por los distintos cortes de carne que se asan con lentitud. El amplio corredor nos lleva a uno de los patios más adorables y confortables, con mesas cubiertas por manteles cuadriculados rojos y sombrillas para que el sol no moleste. Ingresamos a un espacio amplio y familiar. En invierno se colocan estufas para que resulte igual de cómodo.

La carta ofrece lo que cualquier parrilla podría ofrecer, aunque también ha encontrado maneras de destacarse: Primero en la carta de entradas (No pueden irse de este lugar sin probar una de sus provoletas especiales, tostadas por fuera, cremosas por dentro y servidas con ingredientes adicionales como por ejemplo miel, nueces y romero) y segundo por la atención a los detalles y una carne de buena calidad. El bife de chorizo estaba muy tierno y el matambre de cerdo estaba en su punto justo. Ambos platos venían con una pequeña porción de berenjenas en escache exquisitas y una capelina con sal para agregarle a la carne si uno quería. Algunos cortes están acompañados de guarnición, otros no. Las porciones son abundantes. Los postres sí son individuales y se sirven en pequeños vasos de vidrio.

Pero no piensen que les decimos de ir al Gran Paraíso solo por la comida. El lugar donde está emplazada esta parrilla es único por su historia, ya que se trata de un antiguo conventillo. Los conventillos eran viviendas multifamiliares, sobre todo de inmigrantes recién llegados y gente de bajos recursos que alquilaban piezas en estas grandes casonas. El nombre “conventillo” proviene quizás del parecido a los conventos y a su estructura con espacios privados y comunes.

El Gran Paraíso es el lugar de tres construcciones antiguas: 1) una casa genovesa 2) una casa de dos plantas que ya no existe y que ocupaba el patio de piedras y 3) una tercera construcción, similar a la que está hoy en el sector de la parrilla y el local de productos regionales. La casa genovesa aún puede verse. Vayan hacia la parte trasera del restaurante y suban una pequeña escalera para ver los pequeños ambientes de madera, las pinturas de Albinati de Buenos Aires y un ventanal precioso con una vista increíble.

Cuando bajen, aún les quedará un secreto. El mejor guardado. Si prosiguen aún más al fondo, verán que el patio continúa. Pasen las mesas hasta encontrar una escalera caracol turquesa. Suban y tendrán un mirador hermoso y oculto del Caminito. Hasta pueden pedir que les armen una mesa allí.

Por último, queremos resaltar la decoración del lugar: Todo el restaurante es un muestrario de bric-à-brac de otra época. Perdidos entre las plantas y árboles, verán piletas antiguas dejadas ahí a su suerte. El piletón para lavar la ropa conserva aún su estilo original. Además, esparcidos por el patio encontrarán carteles cómicos sobre las relaciones entre hombres y mujeres, por ejemplo: “Traiga a comer a su esposa, novia o amante. Pero si trae a las tres juntas, su consumo es GRATIS.”

El Gran Paraíso no es solo una parrilla sino una experiencia, que va desde el momento que ingresamos hasta que nos despedimos. No se trata de la comida únicamente, sino de un espacio único, un clima agradable y una atención ideal. En el corazón de la Boca encontramos un lugar que no se ha vuelto lo que llamamos una trampa para turistas. Apenas a unos metros está la feria de Caminito y justo al lado la Fundación Proa, que nunca decepciona con sus muestras.

El Gran Paraíso
Garibaldi 1428 – La Boca
Tel: 4302 1752
Todos los días de 10h30 a 18h
Precios: $ $ $

Santiago Hamelau
Santiago Hamelau
Soy escritor y traductor. Me encanta leer, viajar, ir al cine y visitar museos. Saco fotos como hobby y tengo un espíritu curioso.
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