Farid aporta una nueva mirada hacia los sabores del Medio Oriente. Un ambiente intimista, donde alimentar el alma en compañía de un buen vino.
Los fans de la cocina de medio oriente tienen que conocer Farid: un restaurante intimista, casi a puertas cerradas, ubicado en el barrio Villa Devoto.
En la carta, platos que parecen tradicionales se presentan con una firma particular, una mirada creativa y muy cuidada, con sabores y texturas sutiles. Para acompañar, una extensa carta de vinos, seleccionados para maridar a la perfección con los sabores especiados de los platos.
Sentirse como en casa
Farid se oculta tras una pequeña puerta a pocos metros de la Estación Devoto. Difícil verla si no saben lo que buscan. Una pared de color azul con letras doradas permite a los más atentos desconfiar de que allí pasa algo potencialmente gastronómico.
La puerta se abre, y lo primero en activarse es el oído. El laúd, el nay, el riq, el dumbelek, instrumentos de la música árabe, banda sonora que le da ritmo a la cadencia con que los platos dejan la cocina para reposar sobre las pocas mesas que habitan el lugar; alrededor de diez, además de una mesa larga al centro, para grupos o comunitaria.
La ambientación te hace sentir en casa, o más bien en una gran y hermosa cocina. Ladrillos blancos con detalles rojos en las paredes, plantitas colgando y una gran estantería para copas y vinos. Risas y conversaciones animadas se mezclan con la música, indicando que esta es una de aquellas cocinas que acogen, alimentan al alma y llevan felicidad junto a cada bocado.
Platitos del Medio Oriente
La carta se desarrolla en platitos, trece opciones saladas y dos dulces, para pedir varios y compartir en la mesa.
A primera vista pareciera un menú de medio oriente tradicional: falafel, hummus, babaganush, lehme, shawarma. Pero cada plato tiene un je ne se quois, algo único del chef, su mirada hacia las recetas y su manera de combinar ingredientes y especias. Como una firma, que le da una identidad particular.
Los platos van saliendo, y con una rápida mirada al salón ya se puede adivinar cuáles fueron los preferidos de hoy por los comensales. El halloumi con chutney de dátiles es todo un éxito, y con razón. También el combo shawarma + papas harra con chimichurri turco, o el lehme de queso y huevo.
Ahora, si me lo preguntan, les diría que es mandatorio probar el Pancar. Una ensalada tibia de remolacha, con trigo burgol y emulsión de tahine y queso feta. Levemente picante, con una mezcla muy sutil de sabores y texturas. Queda estupendo con una copa del rosado Indama Isabella, de Terra Camiare, disponible en la carta por copa o botella.
Los vinos también forman parte de la columna vertebral de Farid. La carta incluye más de 30 etiquetas, seleccionadas para maridar bien con los sabores especiados de la cocina del medio oriente. Algunos de los vinos se pueden tomar por copa, pero la verdad es que tanto el ambiente como el menú invitan a pedir una botella.
¿Por qué visitar Farid?
Es parte de la vida porteña pedir un delivery de comida árabe a veces, o ir en grupo a romper todo en algún restaurante armenio.
Pero Farid propone una experiencia más sutil, más cuidada, acogedora. Dónde llenar los ojos, el paladar y el alma. Es el lugar ideal por si quieres detenerte en la cocina de medio oriente con más atención, o para ir solo o en pareja.
Farid
Fernández de Enciso 3791 – Villa Devoto (abrir en Google Maps)
Reservas: monline.com.ar/FaridReservas