El Santa Evita: sabores patrios y militancia moderna

En el restaurante Santa Evita es posible conocer los platos más tradicionales de la cocina argentina.


Buenos Aires está llena de opciones gastronómicas en constante evolución: restaurantes con propuestas innovadoras, chefs reconocidos a nivel internacional, cafés de especialidad en cada esquina.

Pero a veces es bueno volver a las tradiciones y redescubrir platos que forman parte del día a día de los argentinos, explorando sabores que el tiempo ha dejado en la historia. Esta es la propuesta del Santa Evita, un restaurante que celebra los platos más tradicionales y además invita a recordar a Evita Perón y su importancia en la historia y la cultura del país.

Comer es un acto político

La frase es del periodista gastronómico Michael Pollan, pero bien puede aplicarse al restaurante de Gonzalo Alderete Pagés. Todo decorado con motivos peronistas, el Santa Evita es, ante todo, un restaurante militante. 

El homenaje a Eva Perón que el restaurante asumió como propio trae consigo otros mensajes: la puesta en escena de la mujer argentina y del feminismo, también de los valores sociales y de la generosidad. El nombre y la imagen de Evita están por todas las partes: en murales en las paredes, en ilustraciones en las copas e individuales y en artículos que se venden en la tienda. 

Para completar el cuadro, mesas largas ocupadas por grandes grupos, pingüinos llenos de vino, música argentina de fondo y, si uno tiene suerte, algún tanguito cantado en vivo. Obvio que cada tanto suena la marcha, y algunos comensales se suman a cantarla.

Cocina nacional, popular y de calidad

Existen platos de la cocina argentina que difícilmente se encuentran en restaurantes, menos en los del circuito turístico. Locro, pastel de papa, polenta, mondongo, guisos, carbonada (algunos explicamos acá). Recetas del trabajador, de las casas, que no suelen tener espacio en el circuito gastronómico de la moda. Estos son las especialidades del Santa Evita

Pero, para Gonzalo, no basta con sumar estas preparaciones al menú. El chef y propietario va más allá, proponiendo versiones con ingredientes innovadores y productos y técnicas de calidad. Los pasteles pueden ser de papa, pero también de batata, y además de carne vacuna pueden llevar jabalí, búfalo, ciervo o, en su versión vegetariana, gírgolas. El locro se cocina por ocho horas, y lleva panceta ahumada, cerdo, pallares y comino traídos de salta.

Las empanadas son, por cierto, estupendas. Vienen fritas u horneadas, con salsa picante y muy jugosas. Complementan el menú platos como provoleta, humita, pastas, milanesas, pescado y bife de chorizo. Todo abundante y apto a diversos bolsillos, como debe ser la vida.

Celebrando los sabores argentinos

Así como en cualquier celebración argentina, los sabores no se detienen en las entradas y platos principales. 

Los postres del Santa Evita son todo un apartado especial, del que es imposible escaparse. El flan, tan amado en el país, es increíble. La ambrosía y el panqueque le siguen, y la sesión de queso y dulce es un universo a explorar. Pero nada puede prepararnos para la mousse: de chocolate amargo, super suave, con oliva y sal marino, al que todavía se le puede añadir cáscara de naranja y ajíes picantes. Tremendo.

La carta de vinos es todo menos aburrida: incluye etiquetas de pequeños productores, de diversas regiones. En cuanto a los tragos, es imposible no reírse con sus nombres. 

Festivales gastronómicos del Santa Evita

Además del menú fijo, el restaurante siempre promueve festivales temáticos, donde se puede explorar sabores y recetas a precios económicos. Ñoquis del 29, selección de pasteles de papa, selección de pastas, polentas diversas, entre otros. Para acompañarlos, es solo seguir su Instagram.

Santa Evita
Julián Álvarez 1479 – Palermo (abrir en Google Maps)
Miércoles a domingos desde el mediodía

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