Anchoita Cava es un bar de vinos y quesos en el barrio de Chacarita.
Poco a poco, veredear en Anchoita Cava se me va volviendo una costumbre, un ritual. Una porción de queso, otra de fiambre, un platito, una copa de vino, y ya está, a seguir viaje.
Una, dos, tres veces. Días distintos, meses diferentes, siempre probando nuevas opciones de la carta.
Y es que este pequeño barcito con un par de sillas en la barra, algunas mesas en la vereda y una ventanita donde apoyarse para una copa al paso, oculta un universo imposible de conocer en una única visita.
El «ecosistema» Anchoita
El bar, conocido por su amplia oferta de vinos y quesos, surgió como una especie de spin-off de Anchoita, el restaurante de Enrique Piñeyro que hace años viene dando que hablar en Buenos Aires.
A menos de cien metros del primero, es más bien un Anchoita al paso, una versión más fresca y descontracturada, donde no se toman reservas.
El “ecosistema” también incluye Panadería Anchoita, los tres casi en una misma manzana, en el nuevo polo gastronómico que se va formando en Chacarita.
Los vinos en Anchoita Cava
El corazón de Anchoita Cava, por supuesto, son sus vinos. La carta incluye más de 50 etiquetas, entre blancos, rosados, naranjos, tintos, dulces, fortificados y espumosos, de Argentina y del mundo.
Esto si contamos solo los que se ofrecen por copa. Para quienes piensan en pedir una botella, elegir se puede volver aún más difícil: la lista supera los 200.
Con toda esa variedad, recorrer la carta es como emprender un viaje de aventura en búsqueda de paisajes novedosos. Una larguísima hoja de papel para doblar, girar, y consultar como un mapa, planificar un recorrido, elegir qué atracciones enológicas visitar, imaginar qué habrá detrás de cada vino.
Eso con la certeza de que todo allí tiene su razón de ser: cada etiqueta es seleccionada por la head sommelier y su equipo, jóvenes súper talentosos, buena onda y 100% comprometidos con la calidad del servicio.
Los quesos en Anchoita Cava
A la carta de vinos se le suman más de 120 tipos de quesos argentinos, charcutería de producción propia y de productores y platitos para compartir. Verdaderas porciones de paraíso, que en el caso de los quesos y productos de charcutería vienen en fracciones de 50g, para combinar y armar picadas.
Todo dentro de un mismo valor promedio, para que no sea necesario hacer demasiados cálculos. Solo los vinos tienen precios realmente variados.
Reconozco que una carta tan extensa, con tantas opciones de vinos, quesos y charcutería, puede ser abrumadora. Lo ideal es pedir ayuda al equipo, y que ellos sugieran productos y maridajes. Funciona perfecto, son muy observadores y captan bien las preferencias y los gustos personales. No falla.
Sin embargo, después de algunas visitas, uno ya se pone más curioso, empieza a jugar con los maridajes, interesarse por las variedades de quesos y fiambres, indagar sobre los nuevos platitos de la carta.
En ese momento, Anchoita Cava se convierte en un mundo de posibilidades infinitas, donde uno siempre se sorprende una vez más.
Por qué visitar Anchoita
La selección de vinos transmite una propuesta que, hasta el momento, es única en Buenos Aires: invita a conocer la vanguardia del escenario de la enología en Argentina, mientras permite echar una mirada a las propuestas de países como España, Francia, Portugal y Alemania.
Quien vive en la ciudad sabe lo difícil que es encontrar vinos de afuera. Y poder elegir entre un número tan grande de etiquetas -algunas cuyas botellas tienen precios bastante elevados- y degustarlas por copa, suena como el edén de los entusiastas del vino.
Anchoita Cava suma motivos más que suficientes para estar en el top de mejores bares de vino de la ciudad.
No hay dudas de que en Anchoita Cava lo más importante es la calidad, y eso se comprueba con tres detalles que hacen toda la diferencia: la temperatura de los vinos (siempre perfecta), el Coravin (es un artefacto que permite servir vinos sin tener que descorcharlos, evitando que el líquido entre en contacto con el aire y manteniendo sus características por más tiempo) y el agua (libre y que nunca falta en la mesa, un gran diferencial para cualquier servicio de vinos).
Como plus, la experiencia también termina siendo muy estética, incluso “instagrameable”: comida servida en platitos de cerámica, vinos en copas impecables de cristal y botellas siempre puestas en la posición exacta para una hermosa foto.
¿Qué pedir?
La carta cambia según los cambios estacionales y de disponibilidad de productos, pero aquí van algunas de las opciones que en su momento me hicieron muy feliz:
De comer: coliflor de la huerta con hierbas y maní / empanada chipá de garbanzos especiados / queso de oveja de pasta blanda / salame de cerdo con avellanas.
De beber: Petnat 2022 Pintom (rosado) / Glera 2021 Alfredo Roca Parcelas Originales (blanco) / Moscatel 2021 Matías Morcos (naranjo) / Bonarda 2021 Colonia Las Liebres (tinto) / Ensamblaje 2021 Tinto de los Sauces Pielihueso (tinto).
Maridaje de los dioses: queso y dulce + Riesling alemán (Dhron Hofberguer 2010).
Anchoita Cava
Juan Ramírez de Velasco 1456 – Chacarita
Sin reserva