Conociendo a Maxime Tankouo, el chef que trajo la comida africana a Buenos Aires

«Tenemos dos vidas: la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que sólo tenemos una» (Confucio)

Hay dos vidas en la historia de Maxime Tankouo. La primera: Maxime nace en Douala (Camerún), se forma como futbolista en los potreros, recorre el mundo, se hace compañero del crack Samuel Eto’o y termina su carrera a los 32 años en Panamá. La segunda (y más importante) comienza con la apertura en 2008 de El Buen sabor, el único restaurante africano de Buenos Aires hasta el día de hoy, ubicado en el barrio de Villa Crespo.

Todo comenzó cuando estaba de paso por Capital en 2002, y encantado por las noches porteñas, decidió quedarse. Con el boom de la comida étnica,  su restaurante es uno de los más visitados… Lo que poco se sabe es que detrás del telón hay una aventura humana. La suya.

El pasado

Luego de 6 años en Argentina y un intento fallido de negocio en el barrio de Palermo, Máxime se lanza en otro proyecto en 2008, lleno de furia y ganas. Algo que lleve sus raíces: Un restaurante camerunés. Habitado por las risas, fantasmas y recuerdos culinarios de su infancia con la abuela, decide convertirse en cocinero. El concepto es simple: de lunes a viernes se cocinará argentino y los fines de semana, platos cameruneses, aunque rápidamente comienza a prevalecer la segunda comida.  Al principio no fue fácil: La crisis, las discriminaciones, miradas ajenas, relaciones laborales, la integración…

El presente

Casi 10 años después, Maxime nos recibe en su restaurante para repasar su recorrido, con su delantal gris impecable y una sonrisa pícara. En el mostrador hay un elefante y un león de marfil, un mapa de madera y una bandera de Camerún. En las paredes hay telas multicolores y en el fondo un televisor con música africana.

“¿El restaurante? Es mi mejor golazo. Me indicó el camino. Es mi orgullo”, cuenta. El hombre es un cocinero obsesivo y tenaz, cada mañana se encierra a mirar videos, anota, piensa, crea y prueba. Se la bancó, le metió y funcionó: Picada de cerdo con mandioca, Salsa de maní con pescado, Frito de porotos, Director General (plato de prestigio). El Buen Sabor se convirtió en uno de los lugares gastronómicos más votados de estos últimos años y ganó el Premio a la Mejor Cocina de Guía Óleo en 2013. A pesar de estos reconocimientos, hay algo colgado en la pared que representa muchísimo más para Maxime aunque no lo dice: El Premio del Vecindario 2011 “en reconocimiento por su labor cotidiana, trayectoria, trabajo solidario y contribución”.

El futuro

Hay que conservar el espíritu con el que creamos este lugar”, explica él. “Muchas veces, una vez terminada la escuela, los chicos del barrio pasan a saludarme con sus padres. Un poco como si estuviéramos en Douala”. Si bien sigue siendo todavía víctima de insultos racistas al menos una vez al día, reconoce que la ciudad está más abierta. Recién ahora después de 10 años de voluntad, energía y sabiduría empieza a disfrutar; ¡A enjoy! ¡Profiter!… Lo dice en todos los idiomas para que quede bien claro.

Y ya que las cosas buenas no llegan nunca de la nada, los proyectos tocan a la puerta: fusión, colaboraciones diversas, programas de radio, televisión….. Y ahora el dilema: ¿Disfrutar o descansar? “Es cierto» -reconoce medio entre muecas y timidez. «Ahora puedo decirlo: soy víctima de mi éxito. ” El león africano se lo merece. Hace falta poco para hacer de un lugar, algo mágico. Más que la comida, la personalidad. El buen humor y el Buen Sabor: dos cosas contagiosas.

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