Por si no conocían la cadena de hoteles “Selina”, les presento primero: se trata de una propuesta internacional dirigida a global nomads (esa generación de freelancers que pueden trabajar desde cualquier lugar y disfrutan viajar muy seguido) y ofrecen espacios cómodos para residir, trabajar, hacer actividades culturales e interactuar con otros nómadas. Se destacan por sus impresionantes instalaciones en locaciones como Costa Rica, México, Guatemala, Colombia… todas diseñadas para disfrutar la naturaleza y la vida vibrante de su entorno.
Su edificio en Palermo Soho, un excelente regalo que dejó 2018, no se queda atrás. Aunque un poco más urbano que sus hoteles hermanos (algo que se puede entender por la personalidad de la ciudad de Buenos Aires), sigue siendo mágico. Las áreas comunes incluyen un café en planta baja lleno de plantas, con una decoración muy hip; los pisos con habitaciones que van desde compartidas con hamacas hasta suites privadas; y lo que nos compete en esta nota: El bar en su azotea que les ofrece una vista panorámica inédita de Palermo.
El bar de Selina está a una altura impresionante con los mejores atardeceres. Allí van a encontrar diferentes lugares para acomodarse a su gusto: barras en el borde para tener la mejor perspectiva del barrio, mesitas, sillones bajos, hasta una cama con almohadones rodeada de plantas. Realmente un lugar que invita a quedarse un buen rato, con buena compañía.
Para tomar tienen cervezas artesanales, tragos clásicos, vinos, espumantes y bebidas sin alcohol. Para comer: pizzas, sándwiches y hamburguesas (con opciones veganas). Sin embargo, yo diría que el menú es secundario en este caso. Vamos a Selina por la terraza incomparable, la posibilidad de conocer gente de todos lados, la oportunidad de tomar algo después de sus talleres o ciclos de cine… y no se olviden de chequear nuestras otras terrazas favoritas en Buenos Aires para tener con qué comparar.