«No es una relación ‘sexy’, porque precisamente no hay sexo»

La amistad, celebrada desde la Antigüedad pero luego relegada durante mucho tiempo a un segundo plano detrás del amor de pareja, está lista para volver a convertirse en la gran relación humana. En esta entrevista, la historiadora francesa Anne Vincent-Buffault repasa 2000 años de historia de los amigos y amigas.

La especialista en sensibilidades nos explica todo sobre esta relación humana tan particular, que practicamos a diario, con total sencillez, sin analizarla nunca realmente en profundidad… Después de publicar L’histoire des larmes, Anne Vincent-Buffault volvió com Une histoire de l’amitié, que se estrenó en 2010 por la editorial Bayard.

 

La Revue: ¿Cómo explica que la amistad nunca ocupe los titulares?

Anne Vincent-Buffault: Hasta ahora, era un tema asociado a los scouts, al patronato. Si la amistad no atraía, o en todo caso no tanto como el amor, era porque se veía como una relación digamos no lo suficientemente «sexy». Es lógico, porque precisamente en la amistad no hay sexo.

LR: Gracias, ya queda resuelto el título de la nota…

AVB: Hay varios elementos que han contribuido a eclipsar la amistad, como la fobia a la homosexualidad. Hoy, la situación es diferente. Por otro lado, el amor tradicional y la pareja que lo sostiene están siendo cuestionados. Los vínculos amorosos duraderos están en crisis y la amistad sirve de refugio.

LR: ¿Cómo llegó a estudiar este tema?

AVB: Partí del marco de la historia de las sensibilidades. Al buscar en los archivos de la biblioteca nacional, observé que había muchos ensayos publicados sobre esa cuestión en el siglo XVIII. Se consideraba que el hombre estaba socialmente dirigido hacia los demás y que la amistad era el primer átomo de la sociabilidad.

LR: Y luego, todo se complica en el siglo XIX…

AVB: Es en ese momento cuando el amor conyugal y la familia toman el centro del escenario. Se inventan el colegio y la adolescencia y se asocia la amistad a esta fase de la vida. La amistad se convierte en un requisito previo al descubrimiento del amor. A finales del siglo XIX, aparece el espectro de la homosexualidad, con el juicio de Oscar Wilde. Se empieza a desconfiar de estas amistades particulares… Las relaciones íntimas encuentran eco en las correspondencias, cuyo tono se ha vuelto muy sentimental. Es el advenimiento de las grandes declaraciones afectivas.

LR: Remontémonos un poco más en el tiempo. ¿Qué tipo de amistad se practicaba en la Edad Media?

AVB: Había en esa época una alta promiscuidad entre las personas. Se compartía la cama con los amigos. Los caballeros se besaban en la boca porque se pensaba que el espíritu se compartía por el aliento. El texto de Montaigne sobre sus relaciones con La Boétie constituye la gran ruptura. A partir de ahí, se asocia menos la amistad con la proximidad y el hecho de verse. Se convierte en una relación potencialmente intelectual y distante. De hecho, La Boétie y Montaigne se vieron muy poco. Como dice el sociólogo italiano Alperoni, la amistad se convierte en una relación granular: cuando uno se reencuentra con un amigo, incluso después de una larga separación, es como si nunca se hubieran alejado.

LR: Si el vínculo se mantiene a distancia, ¿no se corre el riesgo de mistificar al amigo hasta convertirlo en un personaje de ficción?

AVB: Sí, ese es el riesgo. En este sentido, Derrida evoca la importancia de la celebración del amigo muerto en las amistades viriles. Es una gran temática de la canción popular. Pero esto viene de lejos: podemos remontarnos a Aquiles y Patroclo, que encarnan la bella muerte de los jóvenes en Homero.

LR: ¿Y las mujeres en todo esto?

AVB: Esta relación ha sido durante mucho tiempo un privilegio de hombres. El cine está lleno de bromances masculinas. En los últimos años, hemos empezado a ver cineastas mujeres hablar de amistades entre mujeres, pero sigue siendo raro. La amistad femenina ha sido desprestigiada desde la Antigüedad. Su palabra era inútil y se las consideraba incapaces de acceder a una amistad espiritual. Sobre todo, se las pintaba como rivales. Es curioso, las revistas femeninas plantean sistemáticamente la cuestión de las amistades tóxicas. ¿Por qué tendrían que volverse tóxico? Desde la aparición del movimiento MeToo y el debate en torno a la sororidad, finalmente hemos dejado de situarnos en un plano de rivalidad.

LR: ¿En qué momento se autorizan las amistades entre un hombre y una mujer?

AVB: Comienza en el siglo XVII, con las Preciosas ridículas, que intentan civilizar a los hombres a través de la amistad, para romper con el rapto amoroso. Posteriormente, en los salones, se forman grandes amistades entre los filósofos y las marquesas. La relación entre Madame du Châtelet y Voltaire.

LR: En el panteón de las amistades, ha habido buenas y menos buenas. ¿Quién sería, según usted, el peor amigo de la historia?

AVB: Pienso en Sartre, que abandonó a Camus e incluso lo denunció públicamente. También está la gran disputa entre Diderot y Rousseau. Su ruptura dio lugar a muchísima literatura, entre ellos, y luego en torno al debate que oponía a los pro-Rousseau y los pro-Diderot. La amistad según Diderot es la de gente honesta, que se alía para pensar juntos. Es el amor a la enciclopedia. Para Rousseau se trata de una relación desinteresada, puramente afectiva, sin intercambio de servicios. Las rupturas tienen ese interés de revelar lo que cada uno espera de la amistad.

LR: ¿Y si tuviera que citar a unos pares de amigos que le hayan sido útiles a la humanidad?

AVB: Hay ejemplos muy hermosos en el siglo XIX, en el socialismo utópico y en el mundo obrero. Para los Saint-Simonianos, es realmente un sentimiento muy importante, que prefigura un mundo mejor.

LR: Todo eso suena muy lindo, pero este tipo de relación no parece traer consigo el potencial de un negocio jugoso. ¿Es monetizable la amistad?

AVB: Depende. No hay que olvidar toda la literatura que existe en torno al desarrollo personal, representada por autores como Dale Carnegie. Evoca aquellas amistades útiles y preconiza, por ejemplo, establecer un vínculo con un superior jerárquico, para abrir el camino a un ascenso social. El espíritu muy comercial de los estadounidenses ha dado lugar a este discurso utilitario. Y eso pasa entre nosotros por la obligación de cultivar nuestra red.

LR: Por lo tanto, no somos amigos de la misma manera en todas partes del mundo…

AVB: Los trabajos de los etnólogos muestran las diferencias entre las regiones del mundo. Philippe Descola habla de los Achuars (uno de los pueblos originarios de Perú y Ecuador, NDLR), que se hacen declaraciones sentimentales bastante grandiosas entre si. En este pueblo, el amigo también sirve de intermediario para calmar la venganza, por ejemplo. En África, a veces, el amigo es prácticamente un gemelo. Lo que varía mucho de una cultura a otra es la relación con el cuerpo. ¿Nos tocamos o no? Hay relaciones mucho más cálidas que otras. En el Magreb, se puede ir de la mano por la calle, mientras que en los países anglosajones, hay una especie de rechazo del cuerpo. No sé cuál es la norma en Argentina…

LR: Nos damos un beso entre hombres. Pero sigue siendo el país del gaucho, un personaje viril, nómada y rebelde, que no es el mejor candidato para la pareja monógama… Más bien un gran defensor de la libertad.

AVB: En Europa, existe lo que llamamos la literatura soltera, que también defiende este principio de libertad: Flaubert, los Goncourt… En ella se lee el mandato de no atarse a las mujeres. La defensa de la libertad es uno de los argumentos de la modernidad. En amistad, no hay contrato, se puede romper la relación muy fácilmente. Encaja bien con cierto tipo de individualismo.

LR: ¿El auge del individualismo permite un retorno de la amistad?

AVB: No sólo eso, también hay una reflexión sobre los vínculos que duran. Esto plantea problemas a nivel jurídico. ¿Podemos comprar una casa entre varios? ¿Podemos vivir juntos o criar hijos entre amigos? Estas cuestiones son planteadas por personas que se ponen al margen del sistema. La anarquía, los compañeros, el feminismo, las ZAD (zonas a defender). Este vínculo puede dar cuerpo a una solidaridad.

 


La amistad en 4 películas, según Anne Vincent-Buffault

  • Eran cinco (La belle équipe), de Duvivier (1936). En el contexto del Frente Popular, cinco amigos montan un chiringuito en forma de cooperativa.
  • Harry, un amigo que te quiere (Harry, un ami qui vous veut du bien), de Dominik Moll (2000), describe una cara oscura de la amistad. Dos amigos de instituto se encuentran por casualidad. Harry quiere cambiar la vida de su amigo eliminando los problemas que, según él, perjudican su desarrollo artístico. No se detendrá ante nada.
  • Grupo de chicas (Bande de filles), de Céline Schiamma (2014) cuenta la amistad de un grupo de adolescentes de los barrios llamados «sensibles», con sus alegrías y sus limitaciones.
  • Bagdad café (Out of Rosenheim), de Percy Atlon (1987). Una amistad improbable entre una turista alemana y la dueña de un café en el desierto de Mojave.

Sus cuatro libros sobre la amistad

  • Honoré de Balzac: El primo Pons (1847). El crimen del primo Pons no es amar a su amigo Schmucke de una manera que la moral reprueba (si es que es el caso…), sino querer legarle su fortuna.
  • Maxime Rovere: Le Clan Spinoza: Amsterdam, 1677 – L’invention de la liberté (2017). Novela basada en el conjunto de investigaciones sobre el filósofo y el mundo en el que vivió, dibujando a un Spinoza en la red de sus amistades partiendo a la conquista de la libertad.
  • Simone de Beauvoir: Las inseparables (publicado en 2020). Relato novelado de su amistad con Elisabeth Lacoin, llamada «Zaza», muerta a los 23 años. Un ejemplo de pérdida irreparable.
  • Simone de Beauvoir: Cartas de amistad 1920-1959 (2020). Correspondencia con su gran amiga Zaza y con Maurice Merleau Ponty. En ellas se mide la importancia de las amistades adolescentes así como la difícil conquista de la libertad para las mujeres de esa época. Esta se gana mediante la conversación sin tabúes entre chicas jóvenes y mediante la práctica de una amistad mixta entre dos intelectuales.
Fabien Palem
Cofundador y director editorial de La Revue. Editor de Buenos Aires Connect. Periodista independiente, corresponsal en Buenos Aires del diario Le Figaro. Amante de literatura argentina, de pinot noir patagónico y de los bares con sifón. fabien@buenosairesconnect.com
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