El encuentro de Jasmine Rossi con la fotografía fue accidental. Cuando era una joven periodista en Londres, un médico le ordenó dejar descansar sus manos, que se estaban atrofiando por escribir demasiado. Sin dudarlo: la joven de 25 años, de origen suizo y criada entre España e Italia, desembarcó en Argentina, un país que haría suyo y no abandonaría hasta la actualidad. Cautivada por la naturaleza patagónica, se propuso publicar un primer libro de fotos. Luego otro, y otro más, hasta su último, el quinto, titulado La Patagonia y su alma y publicado en 2023 por la editorial Larivière.
La Revue: ¿Cómo explicás que la Patagonia te inspire tanto?
Jasmine Rossi: Charles Darwin habla de la soledad y la inmensidad. Viniendo de Europa, me parece fascinante encontrarme en una región donde solo te cruzás con tres autos, durante kilómetros, en la Ruta 40. Seguramente hay otros lugares así en el mundo, pero la Patagonia tiene esto de particular. Apenas salís de Bariloche y te encontrás en plena naturaleza salvaje. Explico esta variedad de paisajes en Las cuatro estaciones de la Patagonia. Encontrás una multitud de ecosistemas en un espacio reducido. A 30 kilómetros al oeste, tenés el bosque valdiviano, muy húmedo, y a la misma distancia, del lado este, llegás a la estepa donde solo llueve 250 mm al año. Debo haber ido unas sesenta veces a la Patagonia y cada vez me maravillo.
LR: Considerás que tu trabajo es el resultado de un diálogo entre la admiración y el miedo. ¿Son estos mismos sentimientos los que te inspira la Patagonia?
JR: ¡Sí, exactamente! En particular los glaciares. Sus reflejos verdes y turquesas… Estos hielos milenarios me fascinan. Mi último viaje al Perito Moreno me conmovió. Era el único glaciar estable hasta el año pasado. Ya no tiene su inmensa pared perfecta. Cuando un glaciar se derrite, es la historia del planeta la que se derrite ante nuestros ojos. Asimismo, durante los grandes incendios en Chubut, hay una foto que me hubiera gustado tomar. La de los ciervos en el río abajo y las montañas ardiendo detrás, en un escenario digno del Armagedón. La foto permite inmortalizar un mundo que quizás ya no esté ahí en quince o veinte años.
LR: ¿Qué foto de su libro encarna, según usted, el espíritu patagónico?
JR: Hay varias porque el espíritu patagónico abarca, por un lado, las personas que viven allí y, por otro, los paisajes. Está este gaucho solitario que recorre estas tierras inmensas y puede pasar una semana a caballo sin ver a nadie. Se ve un lago que va de Argentina a Chile, las montañas nevadas, los glaciares… Para mí, esta foto representa la soledad. Lo que me fascina. También está esta vista lejana del volcán Lanín con las araucarias. Tomé esta foto la cuarta vez que fui allí. Nunca había visto el Lanín antes: ¡estaba demasiado nublado! Así que fui en invierno y me llevó horas tomar esta foto. Al principio, había mucha niebla. Y de repente, el sol salió con el color muy especial del amanecer. Para mí, esta foto realmente encarna la Patagonia. Es un lugar casi surrealista.
LR: ¿Cómo hace para capturar imágenes de pumas?
JR: ¡Muchas veces veía sus huellas, sabía que no estaban lejos, pero nunca los veía! Desaparecen en la naturaleza de una manera increíble, como serpientes. Entonces, para mi cuarto proyecto de libro sobre la Patagonia, contraté a un guía. El primer día, me señaló un arbusto. Con mi largavista y mi cámara, no veía nada. ¡Pero él había detectado una oreja! Pudimos acercarnos. Hubo una vez que se volvió un poco peligroso. Los pumas hacían su vida como si no estuviéramos allí. Fotografié a algunos en plena caza de liebres. Con los animales, a menudo es muy difícil. Hay que ser paciente. Por ejemplo, siempre quise capturar el nacimiento de un lobo marino y nunca lo logré.
LR: ¿Cuáles son sus próximos proyectos como fotógrafa?
JR: Mi último libro es parte de una serie sobre las cinco ecorregiones de Argentina: la Pampa, Cuyo, la Patagonia, el Norte y la Mesopotamia. Me falta hacer El alma del Cuyo, sus paisajes, sus viñedos y sus montañas. Y luego El alma de la Pampa, la Argentina histórica, original. La de los gauchos y la tradición. Tengo otro proyecto sobre árboles. Ya tengo fotos de árboles de China, de cipreses de Luisiana, en el delta del Mississippi, y de acacias en el desierto de Namib. También quiero ir a Socotra para fotografiar sus dragos. ¡Es un proceso fascinante, un proyecto a largo plazo!