Fecha de inicio: 2 de diciembre 2017
Fecha de cierre: 2 de abril de 2018
“Ser un artista es un tipo de mentalidad, una forma de ver las cosas, ya no se trata tanto de producir algo.”
– Ai Wei Wei.
Ai Wei Wei llega por primera vez al continente latinoamericano con su exposición “Inoculación” en la Fundación PROA, en el barrio de la Boca. Un evento cultural muy esperado desde la visita del artista chino a Buenos Aires cuando vino para una memorable conferencia de prensa en junio de 2017. Terrible efecto de anuncio, la fecha de inauguración se tuvo que posponer más de una vez… pero con un resultado por encima de la reputación sulfurosa del artista.
Oh, libertad querida
En la entrada podemos ver cientos de bicicletas ensambladas unas a otras. Tan imponente como impresionante, la instalación Bicycles Forever bien merece un primer detenimiento para admirarla. Y después, aléjense para ver cómo se van borrando los bordes. Jueguen con los ángulos y las perspectivas. Observen cómo se distorsionan las formas. Capturen el momento con una foto, compártanla con el hashtag #PROAIWEIWEI para hacer del espacio público, un espacio creativo.
Una vez adentro, la colección está compuesta de obras que mezclan las técnicas artesanales tradicionales chinas, el “ready made” típico de Marcel Duchamps (transformar objetos de todos los días en arte) y también materiales novedosos. Punto en común de estas obras seleccionadas: su afianzamiento en el mundo actual.
Embajador de conciencia, premio otorgado por Amnesty International (2015), Ai Wei Wei toca desordenadamente los siguientes temas: la libertad, el régimen de China, la modernidad, los refugiados, la violencia de Estado, las tradiciones, la vida cotidiana, la tecnología, la ciudadanía, los derechos humanos, la poesía. El artista propone una visión brutal del mundo, llamando constantemente la atención de todos los ciudadanos.
The Wei of life : la provocación como forma de vida
La primera sala está dedicada a la vida del artista disidente chino. La biografía que se expone es a la vez la del hombre, de su padre, y a través de esta familia se dibuja la historia de China desde principios del siglo XX. Esta puesta en perspectiva es primordial para comprender la obra fascinante de este artista rebelde.
La visita continúa guiada por cientos de dedos haciendo el conocido gesto obsceno en la pared del fondo. Esta impresión mural puede hacer alusión a las múltiples censuras que sufrió el artista tanto por parte del Estado chino, como que por otros protagonistas internacionales, como el gigante danés del Lego durante su exposición en Alcatraz en 2014-2015. ¿O acaso es una respuesta a las protestas que genera en todo el mundo cada vez que tiene un nuevo proyecto? Uno de los más resonantes: la reproducción de la foto del niño sirio encontrado muerto en la playa griega en 2016, en la que él mismo se agregó en medio de la escena.
En la segunda sala, pasamos por una evolución entre varias grandes instalaciones de madera, fabricadas gracias a diferentes técnicas milenarias de artesanía china. Una vez más, aquí también se puede sentir un aire a disidencia. Al igual que la obra Garbage Container, un armario aparentemente simple es la reproducción de un contenedor de basura, que firmó la sentencia de muerte de tres jóvenes niños en busca de comida. La inmovilidad y la materialidad de estos objetos hacen aún más fuertes los gritos estridentes de Ai Wei Wei.
La tradición convive con la modernidad. En la pared, los tres autorretratos en blanco y negro en tamaño real, están armados con piezas de Lego, recopilados gracias a la generosidad de sus incontables admiradores. En un rincón, cangrejos de plástico pintados y apilados unos sobre otros. Estos cangrejos de río se llaman “hexie” en chino, término cuya pronunciación es similar a la palabra “armonía” y es apreciado por el presidente Hu Jintao. Los cangrejos evocan la censura que castiga a China. Para comprender mejor todo esto que está en juego, tómense algunos minutos para ver el documental explicativo, justo al lado.
Esto no es un grano
Al salir de esta sala con columnas, nos enfrentamos con la célebre marea de granos de girasol, pintados a mano, uno por uno. Creada en 2010 para el museo Tate de Londres, esta obra gigantesca viene acompañada de una película que explica la fabricación de estos granos de porcelana, y rinde homenaje a los artesanos encargados de dicha realización.
Luego tomamos la escalera, cuyas paredes están tapizadas de fotos y otras selfies personales de Ai Wei Wei, sacadas en 23 países y 40 campos de refugiados recorridos durante la filmación de su documental, Human Flow (2017).
Un preámbulo antes de meterse de lleno en la crisis actual. De golpe, nos encontramos cara a cara con un “boat people” gigante. Alrededor, frisos, como en la antigua moda, contando lo duro de la odisea de esos hombres y mujeres que deciden dejar su país. Y el olor agobiante del plástico nuevo que actúa como ingrediente molesto y causa la estrechez de la sala, invadida por esta inmensa embarcación inflable. La utilización de botes salvavidas no es nada nuevo para el artista, que en 2016, decidió instalar barcos de caucho en la fachada del Palacio Strozzi, en Florencia, Italia. El escándalo no tardó en llegar.
El recorrido continúa por la librería y el café del piso superior. La ventaja del sistema de entrada auto-adhesiva del PROA les permite hacer el recorrido como más les guste, ver los documentales que se encuentran allí o simplemente perderse frente a los ramos de flores que se exponen sobre las paredes del 3er. piso. Tomen nota: ¡Lleven sus auriculares! La fundación pone a disposición un audio-guía provisto por SoundCloud. Bonus track: también podrán escuchar la conferencia de prensa que dio el artista sobre la exposición.
El metamensaje de la exposición es claro: “Todo es arte. Todo es política” –
Para más informaciones: descargar aquí el PDF sobre la exposición.
Ai Wei Wei INOCULACIÓN en PROA
Av. Pedro de Mendoza 1929 – La Boca
De martes a domingo de 11h a 19h
Precios: 50 AR$