“Un Poyo Rojo”, el combo ganador

En el Galpón de Guevara, en Chacarita, se presenta por sexta temporada consecutiva la obra “Un Poyo Rojo”. La sala tiene un perfil bajo, tan bajo que nada indica que es un teatro, si no fuera por el público que espera pacientemente en la vereda a que abran la única puerta… Y sin embargo, en medio de tanta discreción, se representa allí una pequeña revolución artística todos los viernes.

Para empezar, todo nos intriga en este espectáculo: el nombre, el lugar, la sinopsis… Para orientarnos mínimamente explican que se trata de “una cruza entre la danza, el deporte y la sexualidad”, también lo califican de “Teatro Físico”. Efectivamente, resulta un tanto complicado definir esta pequeña obra maestra. Un coctel explosivo, una mezcla de estilos: los intérpretes manejan con gran destreza su cuerpo con guiños hacia la danza y los deportes de combate (¿de gallo?) sin dejar de lado un sentido del humor fino y desopilante para representar las situaciones de seducción, las tentativas, los fracasos, las dudas,…

“Un Poyo Rojo” es una de esas joyitas artísticas, pequeña obra maestra única en su estilo, de una gran simplicidad (dos actores/bailarines en escena, un casillero de vestuario, una radio, un banco y nada más) pero con gran precisión. ¡Poético, gracioso (¡muy gracioso!), emotivo, todos los ingredientes están para esta receta perfecta, un combo ganador!

Como lo habrán entendido, no tienen excusas para perderse esta hermosa creación de Hermes Gaido, Alfonso Barón y Luciano Rosso, interpretada con maestría por estos dos últimos. Tengan en cuenta que hay que reservar con anticipación porque entre la reputación de la obra y los elogios de la prensa, las funciones se agotan rápidamente.