Tucumán, Catamarca y La Rioja: Itinerario de viaje

Proponemos un recorrido de 6 etapas por la Ruta 40, a través de las provincias hermosas y poco exploradas de Tucumán, Catamarca y La Rioja.


¿Cansados de leer relatos acerca de los circuitos del norte y del sur de Salta y la ruta del vino en Mendoza? ¿Están buscando nuevos itinerarios para descubrir paisajes excepcionales en un ambiente resguardado?  

Desde el observatorio de Ampimpa hasta el Parque de Talampaya, pasando por Amaicha del Valle, Antofagasta de la sierra, Belén y Chilecito, sumerjánse en el corazón de la Puna andina para hacer un viaje que nunca olvidarán.

INFO IMPORTANTE:

> El recorrido empieza en San Miguel de Tucumán y termina en el Valle de la Luna, provincia de San Juan.

> Calculen de 10 a 15 días si quieren hacer todo el itinerario tomándose su tiempo.

A un par de kilómetros al sur de Tucumán, la ruta 307 es la puerta de entrada hacia el oeste y los Andes. A medida que tomamos altura los paisajes cambian muy rápidamente. El bosque húmedo va dejando lugar a las tierras áridas y a las montañas de la precordillera.

  1. Una primera parada en el Mollar permite visitar la sorprendente Reserva arqueológica Los Menhires, un campo de menhires tallados con vista sobre las montañas y el lago.
  2. A 15 kilómetros nos encontramos con el Tafi del Valle que constituye una parada agradable. Los puntos de vista del Cristo y de la Virgen de Guadalupe ofrecen dos lindas caminatas para contemplar el valle que son accesibles desde la ciudad y se pueden hacer sin auto. También podemos alquilar bicicletas en Tafi para llegar al Mollar.
  3. A una quincena de kilómetros de Tafi en la Ruta 325, encontramos la Estancia Las Carreras -también accesible en colectivo- la cual representa una buena oportunidad para descubrir una estancia tradicional. Hay muchas actividades para hacer: visitar la fábrica de quesos y la estancia, que finaliza con una pequeña degustación. Si queremos hacer una inmersión total, también podemos quedarnos a dormir.
  4. Última parada o punto de paso, El Infiernillo, a un poco más de 3000m de altura, que marca la frontera física entre el valle de Tafi y las cumbres Calchaquies. ¡Una vista desde lo alto a 360 grados sobre las montañas!

NOTA: Los veinte últimos kilómetros antes del observatorio también ofrecen un panorama increíble y un degradado de colores del amarillo al ocre, especialmente hermoso cuando el sol empieza a caer sobre las montañas.

5. El observatorio de Ampimpa cuenta con sesiones de inolvidables de astronomía nocturna en un lugar aislado de todo. Las comodidades son un poco rudimentarias, y claramente no se visita por la gastronomía. De hecho, les aconsejamos hacer su propio picnic para la cena y el desayuno. ¡Pero despertarse en medio de la noche para contemplar la vía láctea borra cualquier necesidad material!

6. A algunos kilómetros al oeste del observatorio de Ampimpa encontramos el lindo pueblito de Amaicha del Valle, un lugar ideal para pasear y hacer excursiones por la zona. ¡Recomendamos pasar una noche acá! La primera parada bordeando el río, la represa de Los Zazos donde veremos la combinación agua+montaña que es siempre tan fotogénica.

7. Después seguimos por la Cascada El Remate, completamente manejada y administrada por la comunidad indígena de Amaicha y que cuenta con una vista panorámica de las montañas y los valles de cactus. Un caminito que bordea un arroyo que conduce a una cascada y que constituye una caminata agradable. Dependiendo del nivel del agua podremos entrar o refrescarnos. No duden en tomarse un tiempo para charlar con los guardaparques que son expertos en la historia de sus ancestros y la zona.

8. Si nunca fueron desde el Cafayate, Amaicha también es un buen punto de partida para admirar las Ruinas de Quilmes, a aproximadamente 30 mins de auto o remis. La subida muy en lo alto puede ser un poco agotadora (intenten ir a la mañana o al final de la tarde, no se olviden de llevar agua y protector solar porque no hay mucha sombra) pero es totalmente recompensada por la vista. El museo contiguo cuenta la historia de la comunidad, diezmada por la llegada de los conquistadores, que fue obligada a irse caminando de Tucumán a Buenos Aires con un desenlace muchas veces trágico.

9. Si se quedan en Amaicha, el museo de la Pachamama, en la entrada de la ciudad, permite completar la visita de las ruinas de Quilmes. A la noche, la plaza central de Amaicha cobra vida y nos permite pasar una noche agradable. Desde ahí, podemos volver a subir hacia el Cafayate y desembocar en el circuito del sur de Salta, o si no continuar hacia Santa Maria, puerta de entrada de la Provincia de Catamarca.

NOTA: Para moverse por esta zona, la compañía Aconquija organiza varios trayectos cotidianos entre Tucumán y Santa Maria y Tucumán y Cafayate y para en todos los pueblos mencionados, inclusive el observatorio.

10. Santa Maria, punto de entrada en la Provincia de Catamarca desde Salta y Tucumán, no  ofrece mucho para hacer más que estar ubicada sobre la Ruta 40, tan conocida por los mochileros, y por la terminal de colectivo que permite trasladarse a otras ciudades principales de la Provincia. Para llegar a la región de Antofagasta de la Sierra, ubicada a más de 3000 metros de altura, mejor no depender del transporte público, aún si la leyenda cuenta que hay un colectivo que llega a Belén dos veces por semana.

11. Hualfín es la última ciudad (¡y la última estación de servicio!) antes de la subida hacia Antofagasta de la Sierra. Desde ahí, nos quedan todavía 200km para recorrer en una ruta cuya variedad de paisajes nos deja atónitos.

12. Antofagasta de la Sierra. La ruta es larga, pero increíble. Es recomendable contar con un chofer/guía para esta parte del viaje debido a la altura (entre 3000 y 5000 metros) y calcular dos noches en Antofagasta de la Sierra. Pasamos de dunas de arena, a avalanchas de lava solidificadas, cursos de agua zigzagueando entre montañas de todo tipo de colores, y en segundo plano las cumbres nevadas de volcanes rodeando la puna. Vamos a cruzar muchas vicuñas, y también suris (parecidas a las avestruces), y todo bajo un cielo bien azul, típicamente argentino.

13. Este primer tramo de ruta, asfaltado, nos conduce hasta la aldea El Peñón, donde reina un ambiente de fin del mundo. De todas maneras encontramos lugares para comer, en medio de los volcanes, entre los cuales se encuentra el Cerro Galán que se ve perfectamente desde la aldea.

14. Desviándonos un poco de la ruta, entre El Peñón y Antofagasta de la Sierra, encontramos el Campo de Piedras Pómez que es también un lugar imperdible de la región. Para llegar es necesario conducir durante mucho tiempo sobre carriles que rodean la Puna, pero los paisajes y la sensación de aislamiento recompensan el tiempo que pasamos en el auto. Sentimos que estamos solos en el mundo con el silencio del desierto.  Minúsculos en medio de estas formaciones rocosas milenarias, e insignificantes en frente a esta naturaleza hostil (sin embargo, se dice que los Incas atravesaban esta superficie a pie).

Por lo que se puede ver, el viento y la erosión moldearon estos relieves blancos, grises y ocres para esculpir un paisaje único. Hay que tomarse un tiempo para deambular a través de estas rocas, teniendo cuidado de no perderse, para prolongar esta experiencia única e intemporal, disfrutar de la soledad que nos ofrece la aridez del lugar donde parece no haber ningún rastro de vida.

15. El último tramo de ruta que nos conduce al pueblo de Antofagasta de la Sierra cuenta con puntos de vista alucinantes de las lagunas al pie de las montañas, cubiertos por vegetación que va desde el amarillo al verde completando el panorama de colores impactantes de la Puna.  Finalmente llegamos a Antofagasta, a más de 3300 metros de altura, donde el tiempo parece haberse congelado. De todas maneras podemos encontrar lugares para hacer las compras, dormir y cenar, así como un museo geológico.

16. El pueblo de Antofagasta nos permite acceder al Volcán Galán, ubicado en los confines de las Provincias de Catamarca y Salta. Acá también los paisajes valen la pena, sobre todo porque las alturas aumentan, pero su variedad y belleza justifican los kilómetros recorridos. El volcán Galán, uno de los cinco «super volcanes» del planeta, tiene más de 40km de diámetro.

17. En la base del volcán hay lagunas, entre las más conocidas se encuentran la Laguna Blanca y la Laguna Diamante – donde se reflejan las montañas, pobladas de vicuñas y flamencos, géisers, y sobre todo formaciones rocosas multicolores teñidas por los minerales de hierro, azufre o cobre.

NOTA: El espectáculo es grandioso, pero no se olviden que están entre 4000 y 5000 metros de altura mientras que corren para acercarse a las vicuñas (bastante más rápidas que ustedes de todas maneras): te falta el aire y la naturaleza se impone. No se preocupen por que las camionetas de excursión suelen tener reservas de oxígeno. Sólo tienen que disfrutar de las vistas únicas que desfilan debajo de sus ojos, del silencio y del encuentro con los elementos.

18. Belén. En la vuelta progresiva a la civilización volviendo a la Ruta 40, después de Antofagasta de la Sierra, nos encontramos con la pequeña ciudad de Belén ¡que casi parece una capital! Sin ningún encanto particular, Belén es conocida por ser la Cuña del Poncho. Varios de sus habitantes se dedican al tejido de la lana de oveja, de llama o de vicuña, según los métodos y tradiciones ancestrales. Si algunas fábricas o locales tienen buena fama, hay otras que están bien escondidas en patios y jardines privados.

La oficina de turismo tiene mapas con referencias de estas casas. No duden en tocarles timbre para ver los ponchos y disfrutar de una experiencia 100% local. Les recomendamos empezar por la cooperative Arañitas Hilanderas, ubicada en la Avenida Belgrano. Después pueden pasar por el magnífico taller Rua-Chaky (Pasaje Rivadavia). Acá todos los ponchos son fabricados de manera artesanal y con tinturas provenientes de elementos naturales, antes de empezar a ir de puerta en puerta a la casa de los particulares. Y si van en Julio, ¡no se pierdan la elección de la Reina del Poncho!

19. El Shincal.  A 15km de Belén se encuentra la ciudad de Londres donde se encuentra el Shincal. Antigua capital del Imperio Inca, y lugar de culto donde se celebraban varias manifestaciones religiosas (como los solsticios y los equinoccios). Cuenta con un museo que recorre la historia del lugar, el estilo de vida de sus habitantes, y que presenta algunos objetos encontrados en el sitio, la visita se realiza con un guía (en español). El sitio es muy verde y arbolado, lo cual refleja la presencia de muchos cursos de agua subterráneos provenientes de las montañas cercanas.

Con respecto a sus construcciones, podemos ver los contornos de la antigua capital, así como los cimientos de ciertos edificios colectivos y viviendas. Algunos arcos y paredes quedaron de pie, así como una pirámide que se usaba para los cultos de adoración al sol, que se puede observar desde arriba (desde el montículo de la luna) y después desde abajo. Así como en Quilmes, es aconsejable llevar algo para hidratarse porque algunos lugares no tienen nada de sombra.

NOTA: Cuidado, no hay un micros que conecten Belén con Chilecito, aún si las dos están ubicadas en la Ruta 40. Si no tienen auto, lo más fácil es intentar hacer dedo (¡hay sólo una ruta!). Si no, la logística se complica: hay que tomar un micro hasta Aimogasta, otro para La Rioja y finalmente un tercer micro para llegar hasta Chilecito. Lo cual triplica el tiempo de trayecto…

20. La segunda ciudad más poblada de La Rioja, Chilecito representa un buen punto de partida para descubrir las maravillas naturales de la Provincia, así como los parques de Talampaya e Ischigualasto (ubicado justo del otro lado de la frontera, en la Provincia de San Juan).

21. En Chilecito, no se pueden perder el museo de Cable Carril, que cuenta la historia de la construcción del teleférico de 35km terminado en 1905 que llevaba a los obreros de la ciudad hasta la mina de oro de la Mejicana, a 4600 metros de altura, ya conocido en la época de los Incas. Compuesto por nueve estaciones, siempre pobladas, por un desnivel de casi 3500m, este cable funcionó hasta 1926.

22. Los más aventureros subirán hasta la última estación, únicamente accesible con un buen auto o con una guía. Mientras que otros se contentarán con llegar a la segunda (El Durazno), ubicada en la pequeña aldea de Santa Florentina en las alturas de Chilecito y accesible en micro. De ahí también sale una linda caminata hasta el Río Amarillo, que le debe su color a la gran cantidad de minerales presentes en la roca y los sedimentos.

Opcional: También pueden ir a Villa Unión, un poco más al sur sobre la Ruta 40, más cerca de los lugares para visitar pero no tan bien conectada.

23. Otra excursión posible desde Chilecito, la magnífica Laguna Brava (calculen 300km y más de 4hs de ruta para llegar). La agencia Cuesta Vieja (Calle Joaquín V. González 467 en Chilecito) cuenta con todos las destinaciones por día, además de dos parques de Talampaya e Ischigualasto. No se dejen llevar por el diseño un poco anticuado del sitio, el guía es muy confiable.

24. PARQUE DE TALAMPAYA E ISCHIGUALASTO. Con un acceso un poco difícil, aislados y no muy baratos, los parques de Talampaya e Ischigualasto están entre los parques nacionales más hermosos de la Argentina. Si no tienen ni guía ni auto, los colectivos que circulan entre Villa Unión y Chilecito pueden llevarlos hasta la entrada del parque Talampaya. Cuidado: no pasa todos los días. Miren bien los horarios de vuelta, ya que no hay mucha gente que pase por estos pagos.

Desde ahí, es obligatorio contratar un circuito guiado, que se puede reservar en el centro de visitantes. Nos subimos a un minibus que nos lleva a varios puntos del parque. La primera parada es para descubrir petroglifos (piedras talladas del periodo de los Incas) antes de ir más lejos. El pasaje se achica entre acantilados de areniscas rojas, mientras que nos cruzamos con guanacos, ñandúes y maras, preguntándonos cómo logran sobrevivir en un ambiente tan hostil.

Última parada: la Chimenea, muro rojo cuya altura parece infinita y cuyo eco resuena por todo el cañón. En otra parte del parque, descubrimos formaciones rocosas con formas extrañamente familiares: torre, monje, tortuga, una mujer de perfil. Cada uno puede dejar volar su imaginación. Se puede visitar a pie o en bici (pedir información en centro de visitas), pero se necesita un número mínimo de personas (alrededor de 8). Si optan por esta opción, elijan los horarios más frescos del día porque las temperaturas en el parque son muy altas.

VALLE DE LA LUNA

Desde Talampaya, nos vamos a Ischigualasto, también conocido como el Valle de la Luna. Es imposible visitar este parque sin auto, porque los vehículos (ya sea el propio o el de la guía) tienen que seguir el grupo de autos desde la entrada al parque. Tampoco se imaginen una fila eterna de autos, estos lugares están bastante desiertos y hablamos de unos 5 a 8 autos como mucho.

El trayecto previsto nos permite descubrir varios lugares del sitio: El Valle de la Luna, que se parece un cráter gigante, la cancha de bochas (hecha de pequeñas formaciones rocosas redondas debido a una antigua corriente que pasaba por ahí) y finalmente el hongo y el submarino, parcialmente destruido por una tormenta.

La visita incluye un centro de interpretación y un museo, ya que si bien el sitio parece casi desértico hoy, sus condiciones climáticas permitieron una excelente conservación de los restos fósiles de dinosaurios y otros mamíferos. El museo investiga la evolución de la fauna y la flora local desde la formación de la Tierra.

Guanaco au milieu d’Ischigualasto
Valle de la Luna

Nuestro itinerario se termina acá. Los más suertudos pueden seguir bajando por la Ruta 40 hacia las provincias de San Juan y Mendoza. Otra opción si tienen tiempo es volver a subir por la Ruta 40 para descubrir las termas de Fiambalá y sobre todo la increíble Ruta de los Seismiles que serpentea a través de los volcanes a más de 6000 metros de altura y termina en San Francisco, en la frontera chilena.

Si vuelven a Buenos Aires, lo más simple es volver por la ciudad de La Rioja (varias salidas desde El Chilecito) y tomar un micro (en general con conexión) o  un avión (uno o dos vuelos de Aerolíneas Argentinas por día).

Cómo llegar:

En micro desde la terminal de Retiro: las empresas Balut, Crucero del Sur o Expreso del Oeste entre otras. Duración: aproximadamente 16h. También es posible ir directamente a Catamarca (16h con 20 de Junio).

En avión desde el Aeroparque de Buenos Aires o El Palomar: empresas Aerolíneas Argentinas, Latam, Andes, FlyBondi, JetSmart. Aerolíneas Argentinas tiene vuelos directos a Catamarca y La Rioja, pero cuidado son un monopolio así que son más caros. 

En auto desde Buenos Aires : via Ruta Nacional 34. Calculen aproximadamente 15h de ruta.

Terminal de Bus de San Miguel de Tucumán: Avenida Papa Francisco / Tel : +54 381 430-0452

Terminal de Bus de San Fernando del Valle de Catamarca: Avenida Guemes 856 / Tel: +54 383 474-5048

Aeropuerto de Tucumán: Aeropuerto de Tucumán (TUC), Delfín Gallo

Oficina de turismo de San Miguel de Tucumán : Av. Brígido Terán 250 / Tel: +54 381 430-4895 Todos los días de 08h a 21h

Nuestro restaurant preferido de San Miguel de Tucumán: La Sirio (restaurant sirio-libanés (Maipú 575)

Alquiler de autos: Hertz – Crisóstomo Alvarez 507

*Traducción: Daniela Gambarotto