Coghlan, un barrio discreto con encanto ferroviario

El barrio de Coghlan nació y fue creciendo alrededor de su estación de tren, inaugurada a fines del siglo XIX. Las tierras circundantes, en ese momento pertenecientes al barrio de Belgrano, fueron loteadas y allí empezaron a surgir las primeras construcciones. Así aparecieron las primeras residencias con una fuerte influencia inglesa y vasco francesa que le dieron su particular identidad.

Coghlan muchas veces pasa desapercibido y, de hecho, hay quienes ignoran que es uno de los 48 barrios porteños. Esto puede deberse a varias razones: su superficie no ocupa más de 10 x 10 manzanas, está bien oculto entre Villa Urquiza, Núñez, Saavedra y Belgrano R. y, a diferencia de la mayoría de los barrios, lo atraviesan pocos medios de transporte. Estas características son algunas de las que hacen que este barrio se mantenga fresco y auténtico, con una tranquilidad casi pueblerina.

Si bien es pequeño, el barrio se divide en dos sectores con estilos muy diferentes pero que conviven en total armonía:

El casco histórico

Corresponde a las calles lindantes con la estación de tren, entre las avenidas Congreso y Monroe. Allí se conserva el recuerdo vivo de la época en que el barrio empezó a crecer con todo su esplendor. Calles empedradas, casonas y palacetes con hermosos jardines donde con solo mirar las ventanas podemos imaginar las reuniones familiares alrededor del té.

Si van a conocer Coghlan, les sugiero entrar por su puerta grande: la estación de tren. Conserva su arquitectura original de estilo inglés, así como su puente de hierro y la antigua aguada, que se utilizaba para alimentar las locomotoras a vapor. En los años 70 los vecinos se organizaron y crearon allí la Asociación Civil Amigos de la Estación de Coghlan, donde realizan todo tipo de actividades culturales.

Las plazas que rodean la estación son muy arboladas y de ella nacen dos senderos agrestes (antiguamente utilizados por los trabajadores ferroviarios) que bordean ambas vías para desembocar en Nahuel Huapí y son un placer de recorrer en bicicleta o a pie.

Para seguir el recorrido les sugiero conocer la Plazoleta Roosevelt que tiene una entrada directa por una pequeña escalera en la plaza de la estación. Es el acceso al barrio residencial de los primeros pobladores y parece salida de un cuento británico.

En la calle Superí se encuentra el Museo de Ana Frank, que es la primer sede del Museo de Amsterdam en América Latina y allí pueden encontrar objetos originales pertenecientes a la familia Frank y también una reproducción exacta del anexo donde se escondió la familia de Ana.

Para los amantes del cine, el Centro de Arte y Cultura “El Dorado”, que funciona en una casona de 1927, es la cede de difusión de arte y cine para la comunidad.

La bohemia coghlanense

Cruzando la Avenida Congreso hacia la calle Núñez, el estilo del barrio se transforma. Aparecen casas más pequeñas, PHs y nuevos edificios con un estilo barrial porteño que recuerda bastante a las callecitas de Parque Chas. Calles y pasajes con nombres como Prometeo, Sócrates y Plutarco le dan un aire artístico y curioso; las casas bajas y coloridas, el arte callejero dan muestra de una autenticidad pura.

Si miran hacia arriba van a toparse con el  “Obelisco de Coghlan”: una antigua ventilación cloacal de ladrillos que se convirtió en una pintoresca postal del barrio.

Preparen la cámara!, casi todas las casas tienen decoraciones muy originales como esculturas, murales y plantas que se mezclan con el paisaje. Un ejemplo es el Almacén Natural que se encuentra en el Pasaje Plutarco. Es imposible pasar sin detenerse a admirar esa esquina tan original, que además tiene productos excelentes y exclusivos.

Para agregar más sorpresas, en la calle Washington hay un pequeño mercado de pulgas que exhibe su mercadería alegremente en la vereda. Y para los que buscan vivenciar la vida del barrio con unas buenas comidas caseras, vayan al Club social y deportivo «El Tabano», que fue cede del debut de Roberto Goyeneche.

Con toda esta data ya pueden empezar a conocer el barrio… pero les recomiendo que agarren sus bicicletas  y descubran su propio recorrido!

FICHA BAC

El barrio en tres palabras: burbuja, residencial, auténtico
Lo destacado: La
Plazoleta Roosevelt  y el Almacén Plutarco
Nuestros  restaurantes favoritos:
 Club Social y Deportivo “El Tábano” (por su impronta barrial y su historia), y Vicente (por su ambiente agradable y sus pastas)
Nuestros bares/cafés preferidos: Ego’s (por su pastelería deliciosa y abundante, Lucca Heladería Boutique (por sus sabores originales)
Nuestros flechazos: Los graffitis que salpican las paredes del barrio. Los caminitos agrestes que bordean la vía en la estación

Caro Janeiro
Diseñadora oriunda de Buenos Aires. Fotógrafa y dibujante aficionada. Me encanta recorrer la ciudad con ojos de viajera, retratando y registrando cada cosa que voy descubriendo a mi camino para compartir con el mundo.
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