Creado en 1871 durante la gran epidemia de fiebre amarilla que azotó a la población porteña de aquel entonces, el cementerio de la Chacarita con sus 95 hectáreas, es el más grande de la ciudad. Además es el que más se presta a los paseos domingueros entre sus innumerables arterias y misteriosas callecitas.
No duden en tocar el timbre del peristilo ubicado a la izquierda de la entrada principal, los encargados son muy amables y responderán con todo gusto a sus preguntas. Ahí también pueden solicitar un mapa del cementerio con explicaciones acerca de las grandes personalidades que descansan allí.
Con sus bóvedas monumentales, los mausoleos dedicados a la policía, gendarmería, obreros o a las distintas comunidades (italianas, uruguayas, francesas, españolas o yugoslavas), sus interminables hileras de nichos y sus personalidades entre las cuales encontramos a Benito Quinquela Martin, al tanguero Aníbal Troilo, o el futbolista Adolfo Pedernera, antigua gloria del Club River Plate, el cementerio de la Chacarita es una verdadera página de historia y cultura a cielo abierto. Recomendamos también pegarse una vuelta por el cementerio alemán y el británico, contiguos al de la Chacarita.
Si buscan la tumba del general Juan Domingo Perón, la encontrarán a la derecha de la entrada principal, pero vacía: el general fue trasladado en 2006 a su residencia de San Vicente. En cambio pueden buscar la tumba del célebre cantor Carlos Gardel donde admiradores del mundo entero viene a homenajearlo dejándole rosas, mensajes o cigarrillos.
Después de una hora de caminata, pueden descansar en el Bar de Rodney o en el bar El Palacio, ubicados muy cerca de la entrada principal, como el bien nombrado restaurante La Siesta. Y si siguen con todas las pilas, los miércoles y sábados, tienen la posibilidad de descubrir el mercado orgánico El Galpón, a unas cuadras de ahí.
Cementerio de Chacarita
Av Guzmán 680 – Chacarita
Tel : 0800 444 2363
Todos los días del año de 7h a 17h
Visitas guiadas gratuitas los 2° y 4° sábados de cada mes, a las 11hs: presentarse en el peristilo (se suspende en caso de lluvia).